martes, mayo 23, 2006

UN CLAVEL EN LA MEMORIA

Andrés Indaburu

“Como un clavel te llevo en el ojal de la memoria Barcelona. Calles de intensidad, ciudad de fiebre”
(canción libertaria)


A primera vista, Primavera Tricolor es la historia de un joven catalán, estudiante de medicina, que se ve obligado a empuñar las armas por necesidad. Pero también es la historia de toda una generación; la historia de una época donde los sueños estuvieron a punto de hacerse realidad, y un canto a la resistencia, al amor y a la amistad. El 14 de Abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española, y el país entró en la senda del progresismo con medidas tales como la instauración del voto femenino, el derecho al divorcio y la educación gratuita y obligatoria. La otra cara de la moneda sin embargo, fue la quema de conventos por parte del populacho, el aplastamiento de la huelga minera de Asturias y la creciente tensión entre comunistas y anarquistas, que terminarían enfrentándose a tiros en plena guerra civil.

En 1936, la hierba había crecido sobre lo que una vez fuera un infierno de trincheras, pero la tormenta se avecinaba sobre Europa y no tardó en hacerse oír sobre la península Ibérica. En Alemania, Hitler contagiaba su megalomanía a un pueblo fanatizado por la derrota de 1918. En Italia, Mussolini jugaba a ser César, y en la Unión Soviética, Stalin obligaba al país a industrializarse a marchas forzadas entre ejecuciones y destierros masivos. España, mientras tanto, intentaba modernizarse por la vía democrática, pero mientras ciertos sectores se resistían a aceptar el cambio, sectores radicales del otro extremo del prisma político consideraban que había llegado la hora de la revolución, y ambos extremos consideraban que la lucha armada era el medio idóneo para hacerse escuchar. La República ya había sofocado una intentona golpista en 1932, pero el golpe de estado de 1936 logró hacerse con la mitad occidental del país. Los facciosos recibieron la ayuda de Hitler y Mussolini, el beneplácito de la iglesia católica y la clase terrateniente. El Gobierno de la República contaba con los pocos militares que se habían mantenido fieles al gobierno, el timorato apoyo de Stalin que no quería arriesgarse a un enfrentamiento abierto con Hitler, el valiente apoyo del gobierno de México, y 45 mil voluntarios de 51 países que acudieron para defender una tierra que, aunque ajena, representaba los ideales de toda la humanidad.

La Guerra Civil Española fue un innecesario prólogo de la Segunda Guerra Mundial En el frente de Aragón se ensayaron los primeros compases de una tétrica sinfonía que duraría hasta 1945. Los primeros campos de concentración fueron creados para presos republicanos, y las primeras ciudades bombardeadas sistemáticamente desde el aire fueron las ciudades españolas. Pero el mundo miró a otra parte mientras la República moría, y sólo se apercató de la amenaza fascista cuando ya era demasiado tarde y Europa entera había sido invadida. Sin embargo, en 1931, nadie sospechaba que el infierno se hallase a tan sólo cinco años de distancia. Corrían tiempos de idealismo y fé en el futuro. Tiempos de brindar por el cambio, la revolución y la vida, olvidando que a veces la vida puede ser más terrible que la muerte.




Pese a su brevedad, Primavera Tricolor retrata con eficacia y rigor histórico siete años de ilusiones y contradicciones en la vida de un joven que se hace hombre demasiado pronto. Narrada en un elegante blanco y negro, la historia nos transporta al pasado con un guión profundo dentro de su aparente sencillez, que se lee de una sentada sin perder la tensión ni el encanto.


A través de sus tristes gafas rotas de intelectual convertido en soldado, Joan es testigo protagonista de la Barcelona de las barricadas de 1936. Ve a Laura, su compañera, partir al frente como miliciana. Ve morir a Lluis, quien a pesar de sus irreconciliables diferencias políticas, es su mejor amigo. Se remonta en el tiempo a los cinco años transcurridos desde la proclamación de la Segunda República, y dos años más tarde, con su antiguo idealismo de universitario convertido en una sólida conciencia política forjada en el fragor de la batalla, cruza el Ebro junto a su escuadrón y se pierde cuesta arriba en un fundido en negro entre glorioso y perturbador.

La afortunada utilización del blanco y negro le otorga al relato un aire nostálgico de retrato antiguo rescatado del cajón de la abuela, redondeado con maestría por la utilización de imágenes de archivo acertadamente convertidas en dibujos a tinta. Este acierto, junto a la sabia utilización del silencio como elemento narrativo ( la inquietud premonitoria de la madre, la preocupación de Joan al ver a Laura en la milicia ), hacen de Primavera Tricolor una pequeña joya del cómic catalán a la que es un placer retornar una y otra vez. Una historia de amor vida y balas que nos remite a un tiempo que no por lejano es menos actual, y a una lucha que no por perdida fue inútil, ya que al igual que el amor, la ilusión y la justicia, la primavera a veces tarda, pero llega.


(Imágenes cedidas por gentileza de la Fundación Pere Ardiaca)

http://www.fpereardiaca.org/

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